Hay personas perdidas en la capital que envían sonrisas a distancia.
Hay relojes asustados y nerviosos de ver cómo lo miramos y salimos corriendo.
Hay alguien que sueña desde su escritorio con abrir corazones y con que le devuelvan el suyo.
Hay una competición de lágrimas por ver quién llega primera a una boca con la que hace tiempo dejó de cruzarse.
Hay intentos de futuros en cada parte de atrás de las universidades.
Hay intentos de futuros en cada parte de atrás de las universidades.
Hay intentos de ser poeta, mientras otras se empeña en hacer poesía esta vez desde sus camas.
Hay una canción sonando sin parar en la cabeza de alguien, hay unas manos deseando tocar sus acordes.
Hay millones de personas sonriendo sin motivo a la pantalla de un teléfono olvidando por completo esa farola que se apaga triste, esperando que esas mismas manos les toquen y queriendo que les hagan poetas encima de una cama.